viernes, 14 de marzo de 2014

CLITORESTRA


Personajes:
Eoin Finn: Militar retirado
Gallus: gallina, futura cena de Eoin
Clitorestra: su cocinera
Éamon: Chofer de Eoin y amante de la cocinera
Felatia: Hija de la cocinera
Enano (guardia): Enano voyerista que mira todo por la ventana
Coro de borrachos de la taberna, con su Corifeo
Meretrices

PROLOGO
Enano: (sonriente sobre unas cajas mirando por una ventana con la bragueta abierta) Pido a Dionisio que jamás me prive de este duro empalme y este oficio asceta que llevo por casi un año. Vengo aquí todas las noches de jueves a contemplar embelesado, como la lúbrica y grasienta Clitorestra despescueza el robusto gallus, para hacer la cena abundante de su señor Eoin Finn… Ritual lozano, al cual acudo, estoico, sin falta. Se deleitan de lujuria mis desviados ojos y se estremece mi enjuto y apocado cuerpo, cuando las infieles manos de la Clitorestra agarran con desenvoltura el pobre gaznate del gallus indefenso que da su último cacareo antes de morir la tarde y llegar la oscura !Vaya siniestra forma de estrujar, golpear, maltratar y sacudir a ese pobre e indefenso animal!, valiente y gallardo yo, ofrecería mi carnosa y templada daga para que le tratase de igual modo y así salvarle el pescuezo al pobre gallus (se agarra la bragueta). Pero los astros y el oráculo, sólo me permiten este trágico papel de observador licencioso, escondido fuera, como temeroso ladrón tras la ventana, subido a estas cajas cual si fuese un faro, avizor de sucesos lúbricos inenarrables. Debo pues prestar animosa guardia sin remilgo alguno, pues sé bien que muerto el gallus no tardará en llegar el bribón y cómplice de tal infamia, ese pérfido canalla de Éamon, para hurtar alguna presa del desplumado gallus y como paga a cambio, tendrá la innoble tarea de partirle el culo a sablazos a la Clitorestra, hasta que la muy cochina caiga rendida de placer.
(Se enciende una luz en el corredor contigo a la cocina)

¡Oh salve, puta y libidinosa noche, ahora es cuando la faena trae sus tintes más suntuosos ya llega el mozo a meter su presa en la cloaca de su doncella y quizás aun en ella se conserve un tibio y ponzoñoso huevo!
Ya viene la danza lubrica, el festín de la carne trémula, mientras se echa a la olla el desplumado gallus para la cena del gran Eoin Finn con su panza inmensa.
Ojala me sea dado sostener en mi rechoncha y diminuta palma, mi empalmada picha hasta que la ceremonia acabe y la sazón se cuaje. De allí en adelante mi función termina y me sumo de nuevo en el olvido de las sombras entre el céfiro de la noche con mi priapo aburrido y flácido.
CORO DE BORRACHOS
Ya se auscultan trompetas en el pórtico,
 Ya ha de morir el gallus
A manos tiranas de la Clitorestra
Que dadivosa espera la visita necia
De su innoble zambo con la picha tiesa
Y la panza hueca, mientras
Ella de cuclillas a la olla
Con el culo en pompa
Esperando la estocada del verdugo cruel
Que ha de subir sus faldas y Romper
La insignia marrón que se encuentra entre
El delgado hilo del pecaminoso amor
Y el aburrido sendero que la naturaleza indica.
Primero harán mella los melindrosos dedos
En la sucia y constreñida ciénaga de la Clitorestra
Mientras esta puerca cacarea y revuelve el caldo
Sin aviso alguno saca un grueso muslo
Y lo ofrece al ruin dueño de los dedos sabios
Es la presa ardiente quien flanquea de nuevo
Su angosto y perpetrado blanco pardo
Ardua es la batalla pero el fin cometido
Ya la presa del gallus yace en el obsceno nido.

Luego de copiosas incisiones
Sale victorioso el muslo y
Como premio al temple
El ávido gandul, hinca pronto el diente
¡Qué sabor más grato, qué calor más dulce!,
Pero solo da un bocado
Porque oyen el bufido rudo
Del señor de casa,

El amo chilla por su ampulosa cena
Su barriga enorme ruge como una quimera
Y no hace más que aullar desde la mesa
 Grita: “¡Eh, tú Clitorestra, vieja cerda, mueve el culo!
Que mi hambre apremia y desde allí
Vienen olores fuertes que me alebrestan
Los jugos de mi pozo de Baco.”

Al instante el truhán cobarde
 Del susto deja caer el muslo en el puchero
Y así se pierde en el caldo ardiente,
Sin más remedio, huye el canalla
Dejando Clitorestra a punto
Inconforme y malhumorada.

El banquete está servido,
Pimienta y sal al gusto
El gran señor come con diligente gula
No ha de quedar hueso alguno por relamer
Pero algo ha notado el ser, en su buen comer
Una de las presas ha sido perpetrada
Mancillada impunemente ¡oh, infamia!
Por una boca extraña que no es la de él
! Que es esto, Clitorestra! Bufa el cerdo rey
Clitorestra corre sin saber qué hacer.

(Entra Clitorestra al comedor donde yace su señor)


Clitorestra: ¿Dígame, señor, en que puedo serle útil y porqué tanto alboroto? ¿Acaso la comida no ha sido de su entero gusto?

Eoin Finn: la comida a sido esplendida que no quepa alguna duda, pero he notado que algún infame, la ha probado primero !ay, de aquel villano si lo tengo entre mis manos, lo despescuezaría como tú a mi querido gallus. Dime pues Clitorestra que es lo que ha pasado?

Clitorestra: disculpe mi señor, pero he sido yo quien ha cometido el terrible agravio, he caído en el ardid labrado por la engañosa Eris. Golosa, torpe e necia yo, no le he sido fiel a mi señor y he probado el muslo del gallus antes que vuestro gaznate lo engullese.

Eoin Finn: ¡oh mi insaciable e insulsa Clitorestra! Espantoso es pues tu agravio y creo que muy bien sabes cuál es tu castigo, trae ya la fusta con la cual te aplaco esos groseros impulsos de animal insano.

Clitorestra: Voy tan pronto a cumplir la tarea que mi señor demanda. Traeré gustosa, el suntuoso artefacto y dueño de mi futuro llanto -y de mi anhelado gozo- (dice para sí, entre susurros). Voy tan pronto, antes de que cante el gallo.
(Sale Clitorestra)


CORO DE BORRACHOS
Ya viene la surra y quizás el llanto
Pero es gustoso entrambos
Tanto de la moza como del glotón tirano
Nada se iguala a unos buenos palos
En las jugosas nalgas de Clitorestra
Son veinte o mas azotes que recibe
Muy, muy cerca del rubicundo ano
Chilla como loca, de placer profano
La muy cerda goza y se suelta un viento
Burlándose insolente de la justa fusta
Aquella que zumba en la mano de su amo.
Son tomates rojos flatulentos
Los que se rebelan bajo la tosca mano
Pero...
Vaya extraño caso el aquí ocurrido
El perfumado aire hiede a pollo rancio.


(Entra Felatia)

Felatia: malditos sean los signos que me han engendrado de ese seboso vientre (dice para sí contemplando la escena) yo que joven aun y casta, no he probado bocado de la fina presa con rebosante flor. Complacida estoy amado rey, que a mi sucia madre le des castigo, porque nada divierte más a mi anhelosa e inflamada cabeza, que ver a esta cerda bajo el yugo de su valeroso brazo. No me cabe duda que alguna fechoría infame hizo a vuestra mesa y nada es más propicio que partirle el rabo a palos a esta zorra que ahora chilla de extraña manera.

Eoin Finn: ¡oh preciosa niña! mis ojos turbios y famélicos iluminas con tus agraciadas formas, como he de negarte lo que esta perra ingrata me ha agraviado, pero ni los golpes firmes de mi mano dan alivio a mi sufriente pena, al contrario atisbo que le están gustando, y si grita ahora, es placer y no llanto lo que bufa su corazón perverso.

Felatia: bien lo sabia mi alma pura, y mi corazón inquieto, en la calle me avisaba que algo vil tramaba está condenada, pero para eso estoy yo, mi querido rey, ¡desgraciada de mi! Heredera de esta sangre proterva… He de ser entonces, la victima que apacigüe tu ira. Heme aquí a tus pies, sabio rey de casa, para que aplomes tu enojo con esta fiel esclava. (Se arrodilla)

Eoin Finn: al parecer los dioses, al fin, se apiadan de mi desgracia, ven hermosa ninfa y aminora mis ansias (Felatia acude a su llamado y de rodillas comienza a consolar con sus labios el miembro triste de Eoin Finn)

Clitorestra: no eres más que una rastrera, una hipócrita embustera, mas roto tienes el culo que la caja de de pandora. Te pavoneas de ser muy casta porque tu sucio coño, a nadie aprestas, pero boca, manos, culo, te hacen emular a la cuna donde duerme la hidra de las mil cabezas.

Felatia: (susurrándole a Clitorestra) calla injusta y miserable, no vez que aquí estoy postrada ante este vil marrano por salvar tu pellejo.

Clitorestra: Embustera, arpía de mi corrupta sangre, poco ha de importarte mi suerte, fue la envidia y la lujuria la que hasta aquí te trajeron. Tu rastrera, ¡oh, so puta! No me culpes de tu suerte y disfruta entonces de tu premio, víbora sedienta, porque ya mi gozo se ha perdido por tu boca pérfida, y este chancho ya no golpea en mis carnes como buen tirano vengador. (Sale)

(En una taberna)

CORO DE BORRACHOS
Porque huiste vil canalla,
Dejando triste a tu soberana,
Perdiéndote en las faldas
De otras sucias cortesanas

MERETRICES
Aquí está de nuevo ese gil
Que nadie quiere servir
Ese que jamás nos paga
Como es debido al oficio
Cree el hideputa que
Esta bendecido,
Y que a nadie debe un nabo
Porque asegura el miserable
Tener un miembro dorado
(Entra  Éamon)

Éamon: ¿donde están mis musas? ¿Dónde las he perdido?

MERETRICES
¡Aquí estamos, oh querido!
¡Anhelando tu sablazo!

Éamon: hermosas voces me llaman, pero temeroso mi pecho se encuentra, al pensar, que sea un ardid de las parcas, aunque valeroso soy y con mi refulgente espada atravesare sean ninfas o medusas. Hoy no estoy de drama para estar llorando, hoy estoy sonriente pues he cenado como un soberano rey.

MERETRICES
¿a quién le has hurtado el trigo?
Tu cochino sin bolsillos,
Si eres aquel que todos saben,
Jamás un óbolo has guardado,
Prefieres perder la vida en la bebida
Que pagarle a un hombre fiel y honrado

Éamon: (sonriendo) ahora bien, mis dudas se han demudado, se que vuestras voces no son más que ecos resentidos de animales de chocho hinchado y casi ahumado. Dejémonos de palabrerías y vámonos pronto a la jodienda que mi presa esta animosa y quiere escupir su veneno en sus cloacas hediondas.

(Salen Éamon y las meretrices)

CORO DE BORRACHOS
Ha quedado impune
El crimen de aquel gallus
Sin embargo todos, esta noche
Han agitado sus huevos como dados
Y han hecho un buen y jugoso caldo
En el caprichoso hado.
Clitorestra duerme con el rabo inflado,
Y la hija ternera ha mamado
Hasta la última gota de leche de su amo.
Yace un rey tiránico, famélico y cansado
En sus aposentos sollozando
Por la presa que le han robado
Porque un crimen como este jamás
Podrá, ni con mil mamadas ser saldado.